No preciso:
Un tranvía de deseo,
una historia entre mis dedos,
la fragancia que invita a la seducción de la habitación.
No requiero:
Besos que matan lentamente,
silueta que humedece irrepetible sueño.
Tu mirada que vive tras las pestañas de lo eterno.
No, no quiero:
La danza prohibida de tu cuerpo junto al mío.
El quebranto de cruel realidad por tan sólo una palabra tuya.
La consumación de infinitas posibilidades a la felicidad.
No, no quiero.
No quiero:
Ser tuyo, qué seas mía.
Y recalco el verbo ser,
por qué dos almas juntas es lo eterno.
Y cada instante:
Al final, por ti, yo muero.
(Y cómo en las películas
que encapsulan momentos
y se transportan a otra historia)
Déjame en la mortalidad,
no me lleves a la eternidad.
(Y cómo cada avión que
debe llegar a su destino):
No preciso:
No requiero:
No, no quiero:
Qué me lleves al paraíso.
Pero, como ya lo he dicho antes:
Te amo, si que te amo.
Te quiero, si que te quiero.
Pero he decidido que al final:
Qué por ti, siempre perderé...
para tu felicidad, mujer.
Por:
David Rodas
Un 19 de Abril del 2021 / Coatzacoalcos, México.
(Cabe aclarar que estas “cursilerías baratas”, sentir autentico, pertenecientes a mi interior, nacen en 10 a 20 min, fugándose de rincones de mi ser)
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