Criatura mía
que surges de mis heridas.
Al quererte
te causo dolor.
Al quererme
me brindas amor.
Criatura mía
que esta noche derramas
lagrimas,
por la osadía de escuchar
mis penas.
Que el día te acompañe,
que venga la noche hacerme
compañía.
-Oh criatura mía-
Que un beso te acompañe
en la montaña que habitas.
Que la sangre que derramas
me bañe en el hueco que
habito.
Que se callen mis penas.
Que vuelva el arcoíris a
tu vida.
Criatura mía
que habitas mis heridas.
Al quererte
clavo la daga de la duda,
efímera distancia.
Al quererme
entierras la semilla de la
vida,
utopía cercana.
Oh criatura mía,
amaneces en sueño ameno;
al conocerme caminas
sobre grietas del suelo.
Deséchame como árbol de
navidad,
ya pase de temporada.
Desde que nací, deje de
existir.
Criatura mía,
no nazcas de mi dolor.
Ve en mí una alegría
como árbol caído que
pierde dejando “semillas”.
El amor no se toca,
es omnisciente,
omnipresente.
Las dudas
despiertan al demonio del
miedo.
El amor
da claridad al Dios de la
verdad.
Criatura mía,
que surges de las heridas.
Que mis penas
no te arrojen al remolino
que amarga la vida.
Que mi alegría
te lance al mar donde se
permite amar.
Criatura:
no eres mía y
no habites en las heridas.
Criatura:
mis penas son sólo mías…
Criatura:
Esto es un espejo
disfrazado de poema…
Por:
David
D` Bergerac
Un 15 de Febrero del 2013
/ Coatzacoalcos, México.