sábado, 31 de agosto de 2013

---Espejo a la par de un espejo---


---Espejo a la par de un espejo---

Estas batallas internas.

Estas guerras que desgastan.

Esta almohada que no deja dormir.

Como para invitarme un trago,
como para invitarte uno a ti.

Porqué la noche
está hecha para los amantes.
Para los gatos pardos de los tejados.
Para las gatas grises de la oscuridad.
Para que se encuentren
los que se deban encontrar.

Estas batallas
en que mi íntimo enemigo
no cede sino cedo yo.

Espejo a la par de un espejo.

Reflejo nocturno.
Destello  diurno.

Barajas de azar
que tienden a probar lo bien ávido.

Y viene a mí <el trabajo>
Sagrado marro
que permite construir y a la vez destruir.
Qué por más títulos que la vida me otorgue
no dejaré de decirme <obrero>
Me sienta bien: edificar.
Me sobra, desecho: destruir.

Estas guerras
donde no hay derrotas ni victorias.

Ante todo: Las damas primero.

Aprender en una rueda de la fortuna
equivale a vivir en constante aventura.
Bendita feria.

A probar lo desconocido
sabiendo discernir de lo mal ávido.

Pero me apego a mi sagrada rutina.
Donde los hilos no se rompen.
Donde la cuerda del reloj provoca el tic-tac.

Viajes nocturnos
que se visten buscando la luna bolina.

De las dudas
que terminan soltando respuestas.

De la interrogante
que no engaña que no miente.

Y llega sin aviso
(Peregrina seas inspiración)
la palabra amor.
En tan solitaria bohemia.

Cuerpo con cuerpo.
Beso con beso.
Asedo con asedo.
Bien con bien.
Mal con mal.
Amor y piel.

Y como siempre.
Como el final de todos los finales.
Como cada noche.
Al final de estas guerras, de estás batallas.
Como constante única
te encuentro a ti en mí, mujer…


Por:
David Rodas
Un 29 de Agosto del 2013 / Coatzacoalcos, México.
Derechos Reservados (Estas guerras íntimas)