jueves, 4 de julio de 2013

-Escribir por escribir puede revivir-




Dos días y tres bastones bastaron para albergar la casa del olvido; el colchón se encontro en el callejón del desprecio.  

¿Por qué los bastones sostienen tan solo dos días? 

En la casa donde habita el vacío y el ya no estás. 

Las sabanas se marchitaron con el polvo del abandono, cubriendo muebles desgastados por la ausencia del vivir. 

La esperanza tocaba cada día a las seis de la mañana, pero él tenía que dormir. La paz rondaba la ventana, pero él se acostumbro a pensar.

El mundo gira con todos sujetos en su posición, no hay cabidas para espontáneas emociones. 

Tres bastones y dos días bastaron para habitar la casa de la soledad.

Construir la noche como el día con agujetas que se logran amarrar. 

Las paredes hablan consigo mismas, el techo no deja de llorar.

La esperanza llegaba puntual cada día y la paz no dejaba de rondar.

Lo que no comprendían es que en su habitación egoísta, llamada soledad, él encontró a su manera, el concepto de la felicidad.



Por:
      David Rodas
Un 4 de Julio del 2013 / 8:30pm / Coatzacoalcos, México.
Derechos Reservados (Dos días y tres bastones)


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