sábado, 5 de abril de 2014

Soy el que pierde soy el que gana.


Soy el que pierde
soy el que gana.
Tan austero, tan abundante,
que no me toca el infierno de Dante
ni me enamora el cielo de Da Vinci.

No reclamo besos ni caricias
que me corresponden.
Estar conmigo me basta.

Una idea hace ignición y
me eleva como cohete.
Ningún disparo de tu parte
me manda a la más oscura caverna,
 se defenderme solo.

La playa me enamora
al igual que la montaña.
Tu cuerpo desnudo me enloquece
un beso tuyo me pierde.
Bendito sol que contigo duermo
bendita noche que contigo sueño.

Más ante a ti mujer me reveló,
nací con la estampa de ermitaño,
de rechazar todo roce de labios.
Me he prohibido amarte de cerca,
me permito quererte a lo lejos.
Así como el sol de la tierra y
la luna del mar,
tan cerca y tan lejos.

La felicidad  no dejará de ser
buena consejera y
la ingratitud, el rechazo
mal ave que lleva al fracaso.

El latido de tus labios,
el roce de tus piernas,
el abrazo a tu ombligo:
Un golpe duro al puente de la quimera,
a la utopía de una jungla contenida en mí,
bendito amor tuyo mujer.

No soy Adán ni quiero ninguna Eva,
siempre he reclamado un cerebro nuevo y
conservar este corazón con todas sus piezas.

No me despido de ti amada mía.

Soy el que pierde soy el que gana,
piedra con piedra, agua  con agua,
mezcla cuantificada de tu amor…


Por:
David Rodas
19 de Marzo del 2014 / Coatzacoalcos, México.