jueves, 23 de julio de 2015

LOS JUSTOS


Y no es que quizás,
los justos pagan;
por amor, por incondicionales.

Los justos,
no prometen
porque no cumplen lo vano,
lo falaz.
Su corazón es intachable,
inquebrantable,
soluto con quién ama.

Los justos, cargan
cuesta arriba todo tipo de amor añejo,
de éstos se han forjado para darse por entero.

Los justos, no saben hablar de sus emociones,
las espinas en su lengua
enredan las palabras
y sueltan un abrazo sincero,
para decirlo todo,
sin recompensa,
que llena toda tormenta
en un vaso con agua.

Los justos, son los demoniacos
de la antigua iglesia,
los locos del presente,
los sabios del futuro.
Que aletean -desesperadamente-
cual avispas para polinizar
al prójimo con la carnosa espiritualidad;
sin la correspondiente calma
que el otro, los otros,
esos peces del mundo que devoran
el respiro de los justos en la realidad.
(Ahora) viven como:
demonios,
locos,
sabios,
habitando sus propios
sueños que en ellos nacen.

Los justos, agonizan
y reviven entre las luces
de cualquier oscuridad.


Y tienen la salida
para el laberinto de Borges.
El justo tiene la libertad
de Whitman, al andar a ciegas.
Tienen el cursi amor
de Neruda y su reclamo
ante la vida.

El justo, está solo
estará solo,
pero no lo sabrá,
hasta aquel momento
en que su lengua
toque la injusticia
y deje de callar…

Por:
David Rodas
21 de Julio del 2015 / Coatzacoalcos, México

martes, 14 de julio de 2015

--- Un Fulano de Tal ---




Soy un fulano de tal,
de esos que no le
temen a la tinta,
que guarda saliva
por sabiduría.

Un fulano especial,
que abre los oídos
para degustar lo que digas.

Un fulano cualquiera,
que con todas
se da a querer
y sin embargo
maúllo dichoso
solo en la cama.

Un fulano virtuoso,
para dar un pase a gol,
un lobo feroz
para recuperar el balón.

Un fulano exquisito,
a pesar de mi etapa
de depresión.
Un delicioso fulano
que besa cada año
sin importar su color.

Un soldado
de la antigua escuela,
con el criterio
para sacar una sonrisa
en eso de enseñar.

Soy un fulano autista
en la multitud,
que ya sabe la respuesta.

Pero que Pedro Infante,
un mil amores,
monógamo por naturaleza
y convicción.

Soy un fulano de tal,
que contigo va a la trinchera
para recibir el disparo
que te corresponda.

Un robot
en seguir las reglas establecidas,
con un rebelde software
para discernir en la injusto.

Soy un fulano,
tan educado
que te mando un beso,
a aquel lugar,
que te produzca un orgasmo;
un beso sin tocar.

Soy mi pesadilla,
y a la vez,
mi mayor sueño.

Un fulano de tal,
no como tú,
ni como ellos,
tampoco como ustedes;
un fulano particular,
tan consciente,
qué se bien que mis átomos 
son únicos.

Un fulano de tal,
llamado David soy,
de esos que besan
el cielo
para aconsejar.
De los que tocan
el abismo
para salvar.

De los que con los pies
conjugan los verbos.
De los que con los brazos
sienten los sustantivos.
De los que aman
los adjetivos
que te erizan el alma.

Un fulano de tal,
que cada vez entiende menos,
que no sabe aun nada,
así que no me preguntéis ,
que no obtiene respuestas
a pesar de tanto preguntar…



Por:

David Rodas

Un 7 de Julio del 2015 / Coatzacoalcos, México
(Derechos reservados, no temer a la tinta)